viernes, 4 de marzo de 2016

Así de fácil abrirse a la Misericordia, pero hay que dejar a Dios entrar, por la autocrítica


Autocrítica, sí (sin masoquismos), y acercándose con confianza al confesor, especialmente en este Año Santo de la Misericordia. Racionalización y justificación de uno mismo, no, porque es el pórtico de toda perdición: Dios no tiene nada que hacer, entonces.
En el estudio que hace Ignacio Larrañaga, fundador de los Talleres de Oración y Vida (TOV), sobre el Salmo 51 en su libro Salmos para la Vida, Ediciones San Pablo, lo explica con claridad. David se salvó de su pecado porque hizo autocrítica.


Y continúa Ignacio Larrañaga: ...no quedarme mirando absorto mis negras vertientes, sino los espacios infinitos de la misericordia. La salvación consiste en salir de mí mismo en alas de la confianza en la Misericordia Divina.

Iniciativa del Papa Francisco en todas las Diócesis, para acercarse con confianza al Sacramento de la Reconciliación: 24 horas con el Señor

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