viernes, 1 de junio de 2018

Padres. Dios anuncia su misericordia con los niños: cuánto nos quieren, sin merecerlo nosotros tantas veces


En catequesis explicamos a los niños que Dios es amor y el amor es Dios, desde la experiencia del amor de sus padres, y a responder a este amor -que está por encima de errores, pues todo lo comprende, perdona, cura y hace nuevo-, amando a sus padres con obediencia y respeto.

El amor es tener experiencia de Dios mismo: Te quiero porque sí, por ser tú. Es el amor entre padres e hijos, y hermanos en una familia, la tierra fértil para crecer.

Vemos así que el amor de Dios no es una abstracción, ni tampoco la fe, que es certeza, no es duda. El amor nunca falla, sólo puede amar y si nos mantenemos en él Dios mismo viene en nuestra ayuda y nos dice qué tenemos que hacer. Como el padre y la madre ayudan a su hijo. Y Dios -bendito sea su Santo Nombre-, es la mejor de las madres y de los padres.

Dios anuncia su misericordia con los niños -cuánto nos quieren, sin merecerlo nosotros tantas veces-. Él nos ha enviado a un Niño que conocerlo y amarlo es alcanzar para siempre la felicidad. Este Niño Jesús crece en nuestros niños y es el amigo verdadero que nunca les va a fallar.

Ahora los niños viven en un ambiente social difícil. Igual que unos creen en Buda o en el yoga –así les hablan- cree en lo que te haga feliz a ti. Tú decides. Haciéndoles dudar hasta de lo que les dicen sus padres.

Es como si la fe y la cultura no existiesen y lo peor es que unos aprovechan para que se legisle sobre una ideología extraña en la que los niños pueden decidir sobre su cuerpo y existencia.

Mayo es el mes de María, -nuestra Madre, la Virgen de los Llanos-, y de las Primeras Comuniones. San Juan Pablo II, gran hombre de nuestra cultura, nos pide que cultivemos el amor a María y acojamos la potestad de Cristo Jesús, pues “Él conoce lo que hay dentro de cada hombre. ¡Sólo Él lo conoce!”.