domingo, 20 de marzo de 2016

Cantaré tu Misericordia, Señor. Hoy, Domingo de Ramos: ¿Por qué creemos en Jesús? Porque nos ha enamorado

¿Que por qué creemos en Jesús? Porque lo amamos y cantaremos por siempre su Misericordia. Y porque lo amamos, le seguimos y queremos hacer su Voluntad.
Aquí tenemos la respuesta más detallada, en la hojita de hoy, Domingo de Ramos, del Taco Calendario del Sagrado Corazón, de las Ediciones Mensajero.  

Celebración del Domingo de Ramos, en la Iglesia de la Purísima, Albacete.
Oración de Consagración del mundo a la Divina Misericordia, del Papa Juan Pablo II.







miércoles, 16 de marzo de 2016

Reconocer el amor de Dios abre paso al cambio más profundo: La necesaria confianza en la Divina Misericordia

El artículo que reproduzco a continuación ha sido publicado en la Sección Editorial del Diario del Sur. Este es el enlace: Diario del Sur.
Explica también la devoción a la Divina Misericordia, que está orientada a descubrir, agradecer y celebrar la infinita misericordia de Dios revelada en Jesucristo.
Y esta imagen, que tomo de la página de facebook: Jesús, en Ti confío, está relacionada con el contenido del artículo. Primero, llenarme de este inmenso amor que Dios me tiene para poder darlo a los demás, porque nadie puede dar lo que no tiene.



Confianza en la Divina Misericordia

Lunes, Marzo 14, 2016 - 10:41. Editorial. Diario del Sur.
La confianza en Dios es fácil cuando todo va bien. Sin embargo, en momentos de sufrimiento y pruebas, aparece la duda. Pero la confianza en Dios es la clave; debemos dejar que Él sea como el salvavidas al que nos aferramos cuando sentimos que nos estamos ahogando.
Cuando nos enfrentamos a una crisis o a una prueba, inmediatamente olvidamos todo lo relacionado con la confianza en Dios y nos paralizamos de miedo. Debemos recordar que estas formas de sufrimiento nos dan la oportunidad de confiar aún más en Dios y de crecer espiritualmente. En nuestra oración entonces, debemos pedir fortaleza, ánimo y una mayor confianza en la Divina Misericordia en el momento de la prueba.
Dios es amor, como nos recuerda san Juan. Por amor creó el universo; por amor suscitó la vida; por amor ha permitido la existencia del hombre. Por amor hoy me permite soñar y reír, suspirar y rezar, trabajar y tener un momento de descanso.
Enseñar y predicar la misericordia divina ha sido uno de los legados que nos dejó el Papa Juan Pablo II, especialmente en la encíclica “Dios rico en misericordia”, donde explicó la relación que existe entre el pecado y la grandeza del perdón divino, que no puede revelarse de otro modo si no es como Misericordia. 
Juan Pablo II quiso divulgar la devoción a la divina misericordia que fue manifestada a santa Faustina Kowalska. Una devoción que está completamente orientada a descubrir, agradecer y celebrar la infinita misericordia de Dios revelada en Jesucristo. Reconocer ese amor, reconocer esa misericordia, abre el paso al cambio más profundo de cualquier corazón humano, al arrepentimiento sincero, a la confianza en ese Dios que vence el mal, con la fuerza del bien y del amor omnipotente.
A ese Dios misericordioso le debemos siempre decir, desde lo más profundo de nuestro corazón, que sea siempre alabado y bendecido, que camine siempre a nuestro lado, que venza con su amor nuestro pecado.
La Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo son, en efecto, la más grande manifestación de la Divina Misericordia de Dios Padre hacia los hombres, especialmente hacia los pecadores.
Tengamos presente que la Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer domingo después del Domingo de Pascua, que debe ser sobre todo un día de gracia para todos los hombres, un día de reconciliación con Dios y con los hermanos por medio del sacramento de la penitencia: 
Recordemos que nos encontramos celebrando el Jubileo de la Misericordia que concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. El Santo Padre, ha expresado: “Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Éste es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!”. Con el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco pone el centro de atención en el Dios misericordioso, que nos invita a todos a volver hacia Él. 

viernes, 4 de marzo de 2016

El redescubrimiento de la confesión es más que un deseo interno de la Iglesia; es importante para toda la sociedad. Sé que Jesús me espera ardientemente


Me han impactado muchísimo estas páginas del libro Hemos encontrado misericordia, del Cardenal Christoph Schönborn, que hemos leído y meditado en las reuniones del Apostolado de la Divina Misericordia de Albacete.
Tengo que compartirlas, porque hay en ellas un contenido esencial, que responde a nuestra realidad personal y social más urgente: Hemos de aprender a ver la culpa y hablar de ella para ser curada; Jesús nos espera ardientemente, y de manera especialísima en este tiempo de la Misericordia, en el Sacramento de la Reconciliación.

Estamos también en Cuaresma. Pues para vivir intensamente estos días y la Semana Santa, qué mejor que hacerlo como nos dice Santa Faustina Kowalska, mensajera de la Divina Misericordia, en su Diario, en el nº 378, como vemos ahí en esa primera página, al final: dirigirse a la Misericodia del Señor, para rendirle a Él la mayor gloria, y será un consuelo en su amarga Pasión.

¿Por qué confesarse con un sacerdote? Hasta la mensajera de la Divina Misericordia sintió fuertes tentaciones de no hacerlo: si es un pecador como yo, un hombre como los demás..., pero a la luz de la Misericordia Divina, concluye Santa Faustina en la página siguiente a la de la imagen que publico aquí:
"Oh Cristo, Tú y el sacerdote son uno, me acercaré a la confesión como a Ti y no a un hombre (...) y después de la confesión se dispersaron todas (esas fuertes tentaciones) quién sabe dónde: mi alma disfruta de la paz". (Diario, 1715).

En este tiempo propicio, la iniciativa 24 Horas para el Señor, convocada por el Papa Francisco. En mi Diócesis será así:


Así de fácil abrirse a la Misericordia, pero hay que dejar a Dios entrar, por la autocrítica


Autocrítica, sí (sin masoquismos), y acercándose con confianza al confesor, especialmente en este Año Santo de la Misericordia. Racionalización y justificación de uno mismo, no, porque es el pórtico de toda perdición: Dios no tiene nada que hacer, entonces.
En el estudio que hace Ignacio Larrañaga, fundador de los Talleres de Oración y Vida (TOV), sobre el Salmo 51 en su libro Salmos para la Vida, Ediciones San Pablo, lo explica con claridad. David se salvó de su pecado porque hizo autocrítica.


Y continúa Ignacio Larrañaga: ...no quedarme mirando absorto mis negras vertientes, sino los espacios infinitos de la misericordia. La salvación consiste en salir de mí mismo en alas de la confianza en la Misericordia Divina.

Iniciativa del Papa Francisco en todas las Diócesis, para acercarse con confianza al Sacramento de la Reconciliación: 24 horas con el Señor